sábado, 19 de julio de 2008

SE VIENE "LA Nº 13" DE LA 13


Comenzaron a reunirse las comisiones para la organización de la 13º Edición de la Feria del Libro de Nuestra Escuela. Podemos adelantar que este año se desarrollará los días 7 y 8 de noviembre y los escritores invitados son Carlos Silveyra y Perla Suez.

Está a la venta la primer rifa contribución del año para recaudar fondos a la cual se le irán sumando otros eventos con los que se puede contribuir a fin de cubrir gastos de organización.

Como todos los años se presentará en sociedad el Libro de la escuela realizado por alumnos, docentes y la participación de algunos papás. La novedad es que esta vez la tapa del libro de "La Nº 13" será elegida, por un jurado, de todos los trabajos que participen en un concurso para docentes de la escuela. En breve serán publicadas las bases.

También está prevista, en el marco de la feria, una jonada institucional con la presencia de Elena Santa Cruz quien nos brindará un taller de teatro y títeres para docentes como una herramienta insustituible a la hora de la relación lúdica con los niños. Los títeres son ante todo un arte que les abrirá las puertas a talleres creativos que ampliaran la posibilidad expresiva de los diferentes grupos y a su vez una llave al mundo infantil donde “el muñeco “esta absolutamente arraigado desde el comienzo de los tiempos. Comprender el valor del juego dramático y los títeres en su real lugar de ARTE es el fundamento y la base sobre la cual las docentes crearan distintas propuestas con el respeto y el marco teórico indispensable que este arte requiere. Será un taller donde se podrán ver experiencias con títeres desde los mas pequeños en adelante con todos los sistemas de manejo y con la posibilidad de descubrir la tarea con niños en ámbitos de educación no formal .Así mismo se describirán trabajos con la comunidad de padres, docentes y talleres solidarios.

Esta es una Nota realizada por La Nación

"La risa da energía para seguir luchando." Con esta frase, Elena Santa Cruz, titiritera desde hace 25 años, expresa perfectamente la labor que realiza en forma voluntaria con Babataky, su compañía de más de 300 muñecos con la que lleva alegría a lugares donde la vida golpea con situaciones dramáticas y pone a prueba la voluntad de las personas.
Fabricados con sus propias manos, junto con otros comprados o hechos a pedido, estos personajes recorren salas de hospitales, penales, hogares y comedores.
Desde los 13 años, Santa Cruz se apasionó por el arte de los títeres, y los estudió. Además, es maestra jardinera, profesora de actividades prácticas, catequista, licenciada en Educación Inicial y egresada de la maestría interdisciplinaria en Familia, en la Universidad del Salvador.
Muy probablemente sus estudios le dieron las herramientas para producir sus presentaciones, pero de seguro fue lo que ellas generaron en el público lo que hizo famosos a esta hacedora de risas y a sus muñecos. "No hizo falta buscar nada, cada encuentro se fue dando desde la propia tarea. Los ámbitos donde comencé como voluntaria fueron la calle y los hogares de chicos. De un hogar o instituto les comentaban a los otros sobre lo que sucedía con mis títeres y me llamaban", cuenta.
Si bien su labor es independiente, siempre se une a las personas que ya están trabajando en cada lugar. "Creo profundamente en el valor de interactuar y la necesidad de estar con otros para crecer y compartir", dice Santa Cruz.
Aunque trabaja con adolescentes, adultos y personas de la tercera edad, su público habitual son los chicos. Para Santa Cruz: "Son el futuro, la esperanza, la posibilidad de un mañana en paz. Todo lo que se les da son semillas que van a florecer en algún momento. Trabajar con ellos cuando están bien es un regalo, porque son generosos y frontales. Y cuando están enfermos o muy tristes es un honor, porque he aprendido de ellos mucho más de lo que pude darles: su capacidad de lucha, su deseo de vivir y sus ganas de jugar jugándose por salir adelante. El agradecimiento de un nene con su risa en medio de una situación difícil es el mayor aplauso que se puede recibir".
Sus títeres han conocido penales, institutos de menores, hospitales, refugios, hogares, barrios necesitados, escuelas, comedores y la calle misma. "Si algo me llena el corazón es trabajar con quienes de otro modo no podrían ver un espectáculo de títeres", expresa.
Sus muñecos están hechos de peluche o goma espuma, pero lo importante es cada uno despierta algo especial. Además, es necesario que todos los materiales sean lavables. "Es fundamental que estén impecables y pueda, en el caso de los hospitales, lavarlos luego de cada presentación", explica Santa Cruz.
Para ella, cada títere es único e invariable. Les da vida asignándoles nombre, edad y gustos. Así, cuenta: "Los nombres son muy sonoros y busco que sean de fantasía. No utilizo nombres de niños para que ninguno se sienta ridiculizado, ni centro de atención o distinto del resto del grupo. Se llaman, por ejemplo, Bambú, Melanco, Pochocho, Alegría "
Las presentaciones son historias extraídas de cuentos, leyendas y mitos. Si bien las obras ya están armadas, siempre está atenta a las necesidades de cada persona o grupo. "Al trabajar con niños en situaciones difíciles, los tiempos de atención son muy variables -explica-. Entonces lo que hago es llevar una serie de elementos preparados y luego los armo según la situación. Es un encuentro con y para cada nene o grupo. Pensado acorde con sus historias. Es como un regalo a medida."
También tiene en cuenta las particularidades de los lugares a los que lleva sus funciones, por eso no utiliza luces ni equipos de sonido ni retablo, "para no obstruir el paso, sobre todo en los hospitales". Trabaja con la técnica de títere al público. "Para poder mirar a los nenes y para observar afectuosamente en el caso de los barrios, institutos y refugios", añade.

Por Paula María Martin
De la Redacción de LA NACION

Contactos
Elena Santa Cruz: babataky@yahoo.com.ar

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